La canción *Más 57* de Karol G ha desatado una controversia en la industria musical colombiana y ha puesto de relieve temas de apoyo, rivalidad y representación femenina en la música urbana. La exclusión de Farina, quien ha expresado su frustración al no ser incluida en el proyecto, ha intensificado el debate sobre el respaldo a otras mujeres en el género. Farina sugirió que Karol G, a pesar de su influencia, no siempre apoya a las colegas femeninas, lo que ha resonado entre quienes consideran fundamental una mayor solidaridad entre mujeres en este ámbito.
El contenido de la canción también ha sido objeto de críticas por algunas de sus comparaciones líricas, provocando un debate en el público y una respuesta inesperada del presidente Gustavo Petro. Al defender a Karol G, Petro destacó la diversidad de estilos en la música y criticó la tendencia de los medios a enfocarse en aspectos negativos, subrayando la relevancia cultural de la artista en Colombia.
Las tensiones entre Karol G y Farina parecen haberse agravado, en parte, por las dinámicas de las redes sociales y el hecho de que Farina fue vista en un evento junto a Shakira sin la presencia de Karol. Además, algunos fans interpretaron la colaboración reciente de Karol con Jaily como una señal de distanciamiento hacia Farina, sugiriendo una competencia en un ambiente ya desafiante para las artistas femeninas.
Los fans de Karol G, sin embargo, han defendido su historial de apoyo a otras mujeres en la industria. Han destacado su respaldo a artistas emergentes, como lo demuestran invitaciones recientes que Karol hizo a cantantes emergentes en sus conciertos. Este apoyo no ha pasado desapercibido, pero la comparación con figuras como Bad Bunny, quien es conocido por colaborar ampliamente con nuevos talentos, ha impulsado aún más el debate sobre la lealtad y el respaldo en la industria musical urbana.
La controversia entre Karol G y Farina ha iluminado la importancia de la colaboración entre mujeres en la música, mientras que el surgimiento de nuevas voces en Colombia como Goyo apunta hacia un cambio generacional. Estas artistas emergentes representan un desafío tanto para las establecidas como para la industria, y su presencia podría ayudar a diversificar el género y a redefinir las dinámicas de poder en la música urbana colombiana.
